martes, 17 de enero de 2012

Satanás para presidente.

Durante las elecciones presidenciales de 2006, el candidato Andrés Manuel López Obrador fue objeto de múltiples acusaciones alarmistas que lo relacionaban con dictaduras, expropiaciones, conspiraciones comunistas y demás calamidades, situación que provocó un ambiente de miedo y hasta furia; decir que se pretendía votar por AMLO en 2006 generalmente ocasionaba acaloradas discusiones, la mayoría de las veces repletas de argumentos infundados expuestos por personas que ni siquiera se tomaron la molestia de analizar las propuestas o trayectoria del candidato o echar al menos un vistazo a la historia de Venezuela o Corea del Norte, países que muchos afirmaban con seguridad inmensa, reflejaban nuestro futuro si votábamos "erróneamente".

¿De dónde surgieron estas ideas "satanizadoras?", sobrará decir que las televisoras contribuyeron enormemente a sembrar el pánico y mezclarlo con una ridiculización al candidato a través de sus noticieros, programas de opinión y hasta en sus espacios de "comedia" como "El privilegio de mandar", sin olvidar la campaña electoral "López Obrador es un peligro para México" del Partido Acción Nacional, en conjunto con las reuniones que empresarios y políticos sostuvieron con diversos sectores de la población para evitar el "peligroso" triunfo de Andrés Manuel  (en San Pedro Garza García varias señoras y un político panista juntaron a sus trabajadoras domésticas para darles una conferencia donde les expusieron por qué no debían votar por López Obrador); tristemente la consecuencia fue un electorado poco convencido pero sí muy asustado y surgieron entonces frases, que estoy seguro que la mayoría de ustedes escucharon más de una vez, como: "No me convence Calderón (candidato del PAN), pero votaré por él para que no gane AMLO", o: "No soy panista, pero mi candidato va muy abajo en las encuestas y no quiero que gane AMLO, así que le daré mi voto al PAN".

Más allá del resultado de las elecciones de 2006, bastante polémico y cuestionable por cierto pero sobre el que habrá tiempo de hablar en otro momento, lo decepcionante fueron los motivos que orientaron al electorado y el terror que éste padeció como consecuencia de la desinformación y la manipulación; renunciaré parcialmente a mi derecho de mantener mi voto en secreto y confesaré que en 2006 yo no voté por AMLO pero el ambiente generado a su alrededor me provocaba enorme frustración y los resultados electorales junto con el manejo que los medios dieron a las reacciones de los perredistas me resultó indignante (recordar aquel sketch transmitido por Televisa donde un imitador de Cantinflas pretende conmover a la población afirmando que dudar de la legitimidad de las elecciones era "dudar de todos los mexicanos" o los spots de la presidencia de la república que afirmaban lo mismo).

Hoy la información no es controlada exclusivamente por los grandes medios de comunicación, en 2011 quedó mundialmente comprobado el peso que tienen las redes sociales en el rumbo de una nación, por lo tanto, el apoyo abierto que las televisoras puedan dar a un determinado candidato puede ser contrarrestado con nuestras voces a través de herramientas que durante elecciones presidenciales pasadas no tuvieron la relevancia que en este proceso pueden tener.

Sin embargo, en la información que circula en las redes sociales nuevamente percibo un ambiente de satanización , aunque con motivos distintos, al rededor de un candidato: Enrique Peña Nieto, quien, hay que decirlo, ha contribuido a ello con su enorme ineptitud para hacer declaraciones junto con sus múltiples y frecuentes deslices sin olvidar la estupidez (no veo otro adjetivo) y falta de tacto de su hija al expresarse sobre "la prole".

Habiendo renunciado parcialmente a mi derecho de mantener mi voto en secreto, adelantaré que yo no voy a votar por Enrique Peña Nieto, pero de igual forma me resulta frustrante encontrar mensajes que afirman que votar por él es votar por la ignorancia, que apoyarlo es dejarse manipular por "Televisa", o encontrar fotografías que muestran a gente apoyándolo e indican: "Por estas personas nos va a llevar la chingada", así como los recuentos de las equivocaciones del candidato que culminan con un "razona tu voto" (vaya objetividad), ya que de nueva cuenta estamos frente a una "anti-campaña" y es triste que éstas tengan mayor efecto en el electorado que las propias propuestas y el análisis del contexto.

En 2006 apoyar a AMLO era sinónimo de ser comunista, incendiario, "cerebro lavado por el populista", promotor de la dictadura, y no hablemos de cuestionar la legitimidad de los resultados de la elección pues eso era estar completamente cegado por el discurso del dictador en potencia, hoy, después de la fiebre, hasta Televisa, defensor aguerrido de los pasados resultados electorales, en su programa "Tercer Grado" ya habla de "las cuestionables elecciones de 2006".

En 2012 votar por Peña Nieta es igual a ser un imbécil, un ignorante, "cerebro lavado por televisa", dejarse llevar por la "imagen", ser promotor del atraso del país, etc.

Razonar el voto es siempre una obligación, debemos ser responsables de las consecuencias de esta decisión y analizar detenidamente a cada una de las opciones y por más difícil que parezca, dejar de votar por "eliminación", hagamos un esfuerzo para votar con convicción; no permitamos que el miedo y la manipulación surjan nuevamente arrastrándonos a otorgarle nuestro voto a alguien por motivos ajenos a nuestra perspectiva de lo que es mejor para el país. 

Que nadie nos falte al respeto queriendo hacernos creer que Satanás aspira a la presidencia y que debemos evitar a toda costa que llegue al poder votando por un candidato que "pueda hacerle competencia" aún cuando este último no nos convenza.


Adrián Ricardo Flores Lozano.

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