martes, 24 de diciembre de 2013

Cero tolerancia.



Por tu bien y por el de los demás, para que no choques y arruines tu vida o la de otros y para que no mueras ni mates, las antialcohólicas son “indispensables”.

La aplicación del reglamento es estricta por tu propio bien.
 
Se trata de actos de molestia aleatorios cuyo fundamento no concuerda con la constitución pero sí con el "valor de la vida". Un "noble sacrificio legal". 

No hay justificación que valga para la ruptura de ese reglamento, la consecuencia es una multa elevadísima o incluso ser detenido.

Lo recaudatorio es secundario, tu "protección" es el "interés auténtico".

Los propios alcaldes incluso sacrifican sus horas de sueño con tal de proteger a la comunidad y revisar que los operativos se realicen de forma estricta. Qué mejor si están presentes los medios de comunicación para "informar" creando vídeos de los individuos “viciosos” que fueron arrestados.

¿Derecho a la intimidad, al honor y la propia imagen? otros sacrificios por "nuestro propio bien", es más, agregar música “chistosa” a las escenas de los "borrachos" para después mezclarlas con fragmentos de programas de “comedia” de los años 80 se vuelve "necesario" para “darnos una lección” a través del ridículo.

Tenemos autoridades tan protectoras como una nana y, naturalmente, a veces tienen que aplicar "mano dura".

Sin embargo, a riesgo de parecer malcriado y malagradecido, es necesario señalar algunos defectos de nuestras "nanas", esas que con tanto esmero nos cuidan de nosotros mismos.

Y es que las autoridades se vuelven lentas, sordas, ciegas y terriblemente ineptas cuando el daño o peligro proviene de terceros o incluso de ellas mismas. En esas situaciones, los representantes no se desvelan ni revisan minuciosamente la aplicación de las normas con "cero tolerancia".

Entre alcaldes y gobernadores "peleados con la inmoralidad y el vicio", protectores del “bienestar” y “la vida”, no deja de resultar extraño que los secuestros, homicidios, violaciones, casos de violencia doméstica y robos, muchos de ellos a plena luz del día, solamente se acumulen en la estadística: 98.7% de impunidad en homicidios dolosos cometidos en Nuevo León o lo que es igual: “98.7 Tolerancia”. Vaya contraste.

No olvidemos que los anteriores datos no son la única causa para que un considerable número de víctimas decida no denunciar ni acudir con la policía sino que además existe un temor fundado a sufrir represalias por "andar de quejumbrosos".

Así también, cuando se desvían recursos, si se coloca a personas sin capacitación ni capacidad en puestos públicos, si hablamos de nepotismo o de "aviadores" que cobran sin asistir a trabajar, si aparecen propiedades, mansiones, autos, joyas o lujos adquiridos con dinero público las únicas respuestas, si es que las hay, suelen ser cosas como "son campañas de desprestigio" como preludio a posteriores ratificaciones y olvidos.

Ya no hablemos de baches, colonias sin iluminación, drenaje pluvial, regiones del país sin agua potable, hambre, desempleo, porque entonces "no hay varita mágica" ni “vale el insomnio”.

Lo único más grave que el hecho de que estos sucesos formen parte de nuestra rutina es que, paradojicamente, no pase nada.

No he visto ni creo ver alcaldes o alcadesas sacrificando una noche en una delegación de policía, en el saneamiento de baches, dando seguimiento exhaustivo a procedimientos para sancionar a funcionarios corruptos y un largo etcétera.

Curiosamente, si en todos estos casos los representantes y autoridades sí fueran estrictos con la aplicación y cumplimiento de la ley (sin desvelarse ni transportarse, tampoco pedimos tanto), sus actos concordarían tanto con el "Valor de la vida" como con la Constitución pues se supone que les cedemos parte de nuestra libertad a cambio de, entre muchas otras cosas, protección, sin olvidar que sacrificamos nuestro patrimonio para que tengan recursos para llevar a cabo su "loable" labor.

Pero nuestra nanas, evidentemente bipolares, parecen ser también bastante perezosas pues sólo "arreglan" y "previenen" con el cinturón en la mano cuando se trata de los ciudadanos comunes, los que no representan un peligro más que por torpeza o inmoralidad, los que no estamos asociados u "organizados" con nadie ni tenemos “contactos” o “charolas”.

Sus ojos vigilan que nosotros no rompamos las reglas, que paguemos hasta el último centavo de las multas mientras cínicamente los cierran frente al resto de las atrocidades que acontecen día a día.

Hay dos Estados: el que te aplica estrictamente las normas, sean justas, constitucionales o no y el que  permite que la vida en el país se asemeje cada vez más a la porquería.

Por eso es que me enfurece y no me trago el cuento de “nuestro beneficio” ni mucho menos tolero que vendan una imagen de preocupación y postura estricta en un contexto en el que se toleró y se tolera que “El Estado” sea una simple figura retórica.


Adrián Ricardo Flores Lozano

Fuentes: 

http://www.animalpolitico.com/2013/07/98-de-los-homicidios-de-2012-en-la-impunidad/

http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/censosgobierno/cngspspe2013/default.aspx





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