martes, 10 de abril de 2012

Son pobres porque quieren.


Tal vez más que la frase utilizada como título, me llame la atención los razonamientos que la acompañan como fundamento, ya que su repetición me resulta por demás enigmática pues parecieran provenir siempre de la misma persona y ser expuestos con igual certeza: "Échate una vuelta a las fabricas, están contratando gente todos los días", "Lo que pasa es que en el Sur y en el centro del país están acostumbrados a estirar el brazo y agarrar una fruta", "Siempre va a haber pobres y ricos" y la descontextualización convenenciera del viejo adagio: "Querer es poder". 
¿Quién las inventó y cómo logró colocarlas en tantas lenguas?, pero más que eso, ¿Qué hizo para lograr que siempre sean expulsadas con autoridad y sin titubeos?, quizá ese sea tema para otro momento. 

La elección de la frase la hago porque considero grave su presencia y perpetuación, sobre todo en un país como el nuestro, donde la gente que sobrevive en condiciones de pobreza es mayoría; no se trata de negar la existencia de la mediocridad y el conformismo en México sino de entender que relacionar directamente al trabajo con la prosperidad económica sólo sería posible en un contexto de igualdad de oportunidades.

Entendiendo a la igualdad (y tal vez simplificando en exceso) como el hecho de que personas con igual potencial tengan las mismas posibilidades de acceder a un estado de bienestar social, resulta evidente que nuestro país es un ejemplo de todo lo contrario, de acuerdo a lo que arrojan los más recientes resultados del CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) que indican que 46.2% de la población vive en pobreza y 10.4 % en pobreza extrema (entendida la pobreza, de acuerdo al propio Consejo, como la situación de padecer tres o más carencias sociales: ACCESO a salud, educación, vivienda y alimentación, por ejemplo) y que 28 millones de personas en nuestro país se encuentran en carencia por acceso a la alimentación. 

He subrayado la palabra acceso ya que me parece fundamental tomar en cuenta que no hablamos de "no estar y no tener" sino de "ni siquiera poder estar ni tener": si la mayoría de la población ni siquiera puede aspirar a cubrir las necesidades básicas, la sola idea de una "pobreza voluntaria" resulta tan invalida como absurda, asimismo, realizar un vinculo directamente proporcional entre cantidad de trabajo y bienestar, nos llevaría a pensar que aquellos que no formamos parte de la elite económica del país no hemos trabajado lo suficiente para ello y que los campesinos de zonas marginales definitivamente pasan el día entero tirados en hamacas o que aquellas, a veces hasta 12 horas de trabajo en el campo, no son precisamente trabajo sino más bien un "pasatiempo" o "tomar el sol de forma más activa". 

Es cierto que existen ejemplos de gente que viniendo "desde abajo" logró superarse (afortunadamente no son pocos) que en efecto hacen honor al "Querer es poder", pero tampoco puede ignorarse que existen innumerables casos de personas que han trabajado y trabajan mucho más que cualquiera de nosotros y sin embargo permanecen en las clases sociales bajas o incluso en la miseria, así como los casos de trabajo infantil ocasionado por necesidades alimenticias que se relacionan con el abandono escolar y en consecuencia con el analfabetismo (8.9 millones de personas lo padecen en nuestro país), ¿Realmente estas personas son más pobres que nosotros porque trabajan menos que nosotros?, ¿Acaso también son "ignorantes" porque quieren serlo? (Recordar la palabra: ACCESO y los datos arriba citados) 

Debo insistir en que no soy ajeno a la existencia de personas que carecen de aspiraciones de superación o de gente perezosa y cómoda, sin embargo, mirando las limitadas posibilidades de acceso al bienestar que existen en nuestro país, colocar a todas las personas pobres dentro de este grupo y considerar que la pobreza es generalmente voluntaria, me parece erróneo; podría aceptar que se dijera que hay quienes son mediocres porque quieren, pero jamás que los pobres son pobres porque quieren, mucho menos en México. 

Finalmente, encuentro esta aseveración desafortunada y muy grave, toda vez que representa una enajenación total de la realidad nacional, así como una forma de generar desdén y repudio hacia las clases marginadas, se trata de una idea que no sólo fomenta el olvido de los pobres sino que además lo justifica e incluso genera malestar ante las "políticas de desarrollo", le lava las manos a un Estado indiferente e irresponsable (siendo benévolo con los adjetivos) y nos hace creer que no tenemos nada que exigirle ni reclamarle pues "el que no pudo es porque no quiso", colocando a los pobres en una posición irremediable y, en palabras de Ernesto Sabato,  haciendo que pasen de ser "los de abajo" a ser "los de afuera".



Adrián Ricardo Flores Lozano. 


Fuentes: 

  • Portal del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Sección Medición de Pobreza: http://www.coneval.gob.mx
  • Portal del Periódico "El Universal", nota: "Son analfabetas en México 8.9 millones de personas", escrito por Nurit Martínez y publicado el 8 de septiembre de 2011: http://www.eluniversal.com.mx/nacion/188772.html
  • SABATO, Ernesto, "Antes del Fin", Editorial Seix Barral, México DF, 1999. (pp. 123)

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